Corazones divididos

Yo la cogí, y me dispuse a abrir la puerta…
Una rafaga de viento corrió, hizo que todo mi cuerpo se estremeciera y tras ello oi una leve musica que provenia del fondo de aque cuarto de paredes moradas… salia de una pequeña caja de madera con una bailarina girando que sostenia un joven de pelo blanquecino y ojos grises, el, permanecia sentado en una mecedora, junto a una ventana recibiendo el aire y siendo rozado por las finas cortinas rosas.
-quien…-comencé pero al instante me vi interrumpida por su voz firme y fria
-Erion, soy Erion, a partir de ahora cuidare de ti
-pe…-di un paso y me adentre en la habitacion pero me vi nuevamente interrumpida
-no te hagas ideas raras, me lo han encomendado, no se el porque, pero es mi obligacion-tras eso, cerro la cajita y la puso sobre una mesilla que se encontraba en el centro de aquel sitio, entre las dos camas-esa cama es tuya, puedes utilizar el armario, yo guardare mis cosas en los cajones-dijo señalando a la cama de la derecha
-n- no tengo nada-tartamudee mientras me acercaba a la cama que antes el me habia mostrado- solo esta tunica que me dio aquella dama elfica
-pues aquí trajeron una maleta, con algunas cosas, entre ellas esa caja de musica que anteriormente yo llebaba entre las manos-con un leve gesto se levanto, y me dirigio una pequeña reverencia
-¿porque haces eso? ¿Es normal hacerlo entre los elfos como tu?-comence a interrogarlo mientras me acerque a obserbar los ojos tan extraños que poseia
-no, no es normal, pero siempre hay que hacer una reverencia ante una elfa oscura de pura sangre-contesto sin levantarse
-¿que estas diciendo? Sabes eres muy extraño…
El me obserbaba en silencio, no contestaba a mi pregunta, solo… me miraba, y yo sin quererlo me sumi en sus ojos, tan lindos y tan frios a su vez.
-¿no te lo contaron aun?-su voz rompió el silencio pero yo no la escuche…-eh… niña,¿ me escuchas?
-ah?-contesté aturdida-ah!! No aun no me contaron nada, no se nada, no tengo memoria, solo recuerdo mi estancia en la enfermeria, o lo que fuese aquello.
-entonces, me temo que tendre que contartelo yo-dijo haciendome un gesto para que me sentase en la cama, asi lo hice, mientras el retomaba su pose inicial en la mecedora- veras… nosotros, los elfos somos una raza muy rara en este mundo, por eso, tenemos escuelas especializadas en instruirnos, para los humanos tan solo somos un mito. Dentro de la raza de los elfos, existen los sangre pura, como tu o como yo, cada vez quedamos menos, ya que nuestros clanes estan siendo eliminados por otros seres, los Satiros, con los que hemos tenido problemas ultimamente, ellos son criaturas tipicas de los bosques y los montes pero ahora se estan apoderando de nuestro territorio, aunque ahora no sabemos muy bien el porque, ellos acabaron con tu clan, eres la unica superviviente, el problema es que tu en especial eres una elfa oscura, que es mas dificil aun encontrarlas, y…-mientras decia esto levanto su mano para alcanzar la caja de musica y mostrarmela- aquí dentro se encuentra tu perla.
-¿mi perla? ¿Para que quiero una perla?-pregunte indecisa- todo esto me suena a cuento de hadas
-en parte asi lo es, pero la diferencia esta en que esta historia es real y no tiene un final feliz-puso la caja en mis manos- la perla es unica, solo deberian existir cuatro, dos de la oscuridad y dos de la luz, pero la tuya apareció sin mas cuando naciste
-¿Cómo sabes que es mia?
-porque tu misma la llebabas entre las manos cuando llegaste a este mundo, pero eso no viene a cuento. Las otras cuatro perlas les pertenecen a distintas razas, pero no todas tienen perla, por eso muchos libran batallas por conseguirlas, una oscura les pertenece a los vampiros, otra a los licantropos, las de la luz se reparten entre las driadas y las sirenas.
-¿quieres decir que la luz acude a las chicas? ¡Entonces porque tengo que poseer yo una oscura! ¡Es mas, que tengo yo que ver en todo esto!-grité, ya no soportaba escuchar mas memeces
-tranquila, eso te lo explicare mas adelante… por ahora solo encargate de entrenarte bien y aprender pronto a utilizar tus poderes.